martes, 26 de junio de 2012

Nube ardiente


Arde. Todo. Intento abrir la ventana pero no hay brisa, solo más aire caliente.
El suelo quema. Mis pies descalzos buscaban el frío del mármol y se encontraron con el calor de las baldosas a las que ha dado el sol mucho tiempo.
Me empiezo a agobiar. Intento sacar la cabeza por la ventana pero no hay diferencia. Incluso el cielo nocturno, con tonos morados por la contaminación lumínica se me antoja terriblemente cálido.
Apenas puedo respirar con normalidad, la horrible sensación crece a cada momento. Ya hace tiempo que me desprendí de las prendas que me cubrían. Pero es inútil. La temperatura sube, dentro y fuera de mi cuerpo y cada vez el calor es más sofocante y la necesidad de apagar el fuego mayor.
Agua. Pero no llega a tocar mi piel y ya se ha evaporado.
Arde. Todo. Y solo dejará de arder ardiendo aún más.