sábado, 17 de noviembre de 2012

Para ti. Para el de los ojos bicolores.

No sé por qué pero soy incapaz de alejarte de mi mente. Lo he intentado pero siempre acabas volviendo. Creo que no termino de aceptarlo aunque hayas acabado convenciéndome. Sí, ya sé que tenías razón, que era una tontería, un sueño estúpido de niña de dieciséis años con muchos pájaros en la cabeza. Pero que sepa que no puede ser no significa que no quiera que sea.
Nada me gustaría más que poder volver a mirarte a los ojos. Me acuerdo de ellos ¿a que no lo sabías? Pues sí, algo así no se olvida. Recuerdo cada detalle de los ojos más extraños y más bonitos que nunca hayan posado su mirada sobre mí.
Cada pequeño detalle hace venir a mi mente un momento contigo, aunque no nos diese tiempo a coleccionar muchos. Cada gominola me parece aquel osito compartido que hizo que me sangrara el labio; cada helado aquel que quería mancharme la nariz pero no podía porque llevaba puesta una de payaso; cada vez que llego tarde es como si hubieras vuelto a retenerme con un beso; las natillas me recuerdan al "no me juzgues"... Y dormir al día que te levantaste una hora antes sólo para venir a a abrazarme sin que te vieran.
Supongo que nunca leerás esto. Y si lo lees tampoco harás nada. Aunque ojalá lo hicieras porque ese sueño estúpido de niña de dieciséis años sigue tan vivo que quema por dentro.